P. Vizcay/DIARIO DE LEÓN
La favorable meteorología ha marcado el inicio de la temporada de caza menor que se abrió el pasado domingo día 21 de octubre. Tras una primera jornada con tiempo seco y soleado las lluvias caídas hace unos días apenas han conseguido humedecer el campo que está perfectamente transitable. En estas condiciones es factible perseguir la perdiz a rabo, bien en los terrones, en las escasas «pajas» que aún quedan por levantar o en los sembrados de trigo y cebada que ya empiezan a reverdecer. El campo está precioso para cazar en mano, el buen tiempo acompaña y las perdices abundan. ¿Qué más puede esperar el cazador?
Las impresiones recogidas tras la primera jornada, muy positivas en cuanto a la perdiz se refiere, se han visto confirmadas. Además, y entre las piezas cobradas, se aprecian de forma mayoritaria aves jóvenes, lo que permite afirmar que han criado bien. Esta impresión se produce tanto en las campiñas y oteros, tradicionalmente perdiceros, como en la montaña, donde la presencia de bandos de entre ocho y doce perdices ha sido frecuente.
La cruz en esta temporada la marca la liebre. Es cierto que en algunas zonas se han visto rabonas pero en otras parece que se las ha tragado la tierra. Además se da la circunstancia de que, donde más escasean, es en los secanos de campos y oteros, precisamente en los lugares donde mas afición se registra con los perros de persecución. Algunos galgos no han logrado todavía efectuar una de sus vistosas carreras. El conejo de monte, otra de las piezas cinegéticas mas apreciadas, no ha sufrido el daño habitual de finales de verano pues éste ha sido especialmente suave y seco. Sin ser una gran temporada las bajas producidas por la mixomatosis y la hemorragia vírica no han sido determinantes y se ven bastantes conejos en aquellas zonas en las que no habían desaparecido. Sin grandes alardes puede hablarse de una ligera recuperación del roedor.
La climatología ha influido también en las aves acuáticas. Los ríos discurren muy bajos de caudal y muchos ánades se reparten en las charcas y lagunas dispersas por el campo. Quienes se han acercado se ven sorprendidos frecuentemente por los bandos de cormoranes que han entrado este otoño sumándose a los que ya había en algunas zonas. El cuervo marino, extraordinario pescador y peligroso depredador de las poblaciones de peces, se encuentra descatalogado, pero al no estar incluido en las especies cinegéticas sigue sin ser objeto de caza salvo por los propios agentes forestales.
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